En realidad es una mezcla de todo lo anterior. La Navidad son dos semanitas, tres de vacaciones en el colegio y en muchas familias, donde personas que no creen en ella se cargan de falsedades e hipocratismos, hacen ver que son felices y se reencuentran con familiares que tal vez solo vean dos veces al año. Con la escusa de la Navidad aprovechan las pagas dobles y se van a centros comerciales a fundir sus sueldos en cosas poco útiles, caras y comidas “lujosas”.
Si, la Navidad es un invento, un invento que crea una vez al año grandes fantasías e ilusiones a niños y niñas en todo el mundo.
Si, la Navidad crea reencuentros con familiares de los que se ha prescindido durante el resto del año.
Si, la Navidad fomenta el consumismo y transforma a familias infelices en felices (falsas).
Si, las personas que no creen en ella se cargan de todo lo anterior i dejan pasar estas fechas.
A todo esto me encantará ver como mis sobrinos llegan cargados de la ilusión navideña con su carta a los Reyes Magos.
Este año me ahorraré ver a familiares que no les he importado nunca. Gracias a la crisis, este año conseguiré evitar ese consumismo falso.
Y tal vez, solo tal vez, este año consiga creer un poco menos en la Navidad.
No es algo malo para mi esta reflexión, sé que algún día tendré hijos y seré yo la primera en cargarlos de ilusión, sé que la familia una familia no es mucha gente, sino las personas que siempre están a tu lado, sé que algún día conseguiré trabajo y podré aprovechar el consumismo navideño. Sé que algún día el espíritu navideño volverá y las falsedades caerán.
¡Que tengas unas felices fiestas! (¿Qué irónico, no?)